Desaparición y arresto

Última visita

El miércoles 4 de abril de 2012 Cécile fue a Kalasalingam a visitar a nuestra hija. El 25 de marzo habíamos terminado de ponernos de acuerdo respecto a la organización durante las vacaciones de ella, que serían del 19 de abril a finales de mayo: estaría con ella diez días, después veinte conmigo y otra vez con ella los últimos diez días. La visita transcurrió de manera normal, sin ningún incidente digno de mención, y ella se fue el 9 de abril, diciendo que regresaría el 20 de abril para recoger a nuestra hija.

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Desaparición

El viernes 13 de abril, hacia las 19:00, tocó nuestra puerta un francés. Dijo ser Antoine Vantelon, pareja actual de Cécile. La buscaba, pues no había sabido de ella en varios días. Afirmó creer que algo le había pasado y me pidió que fuéramos a la policía a poner una denuncia de persona desaparecida. Yo pensé que Cécile lo estaba evadiendo, pero consideré irresponsable no poner la denuncia. Fuimos a la estación de policía, no nos atendieron, fuimos a otra el sábado acompañados por un profesor de la universidad (Karupasamy), también sin éxito. Finalmente el domingo lo logramos, aunque Antoine se fue justo antes, diciendo que la buscaría siguiendo el camino que ella debería haber recorrido de mi casa a la suya.

Tras hacer el reporte de persona desaparecida, la policía me pidió que mandara hacer volantes con su fotografía. Para esto también me ayudó personal de la universidad.

 

Arresto

El 16 de abril de 2012, a las 22:30, la policía acudió a mi departamento en Kalasalingam University y me ordenó que los acompañara, junto con mi hija de cinco años y dos de mis vecinos, a la ciudad de Madurai, supuestamente para identificar el cuerpo de Cécile Denisa Acosta Reynaud.

En Madurai fui torturado durante seis horas: fui golpeado repetidamente en sienes y orejas, dejando mi capacidad auditiva dañada de manera permanente; se me esposó a una banca con los brazos estirados hacia atrás y mis piernas fueron abiertas a la fuerza, generando un desgarre que tardó nueve meses en sanar; mis dedos fueron doblados hacia los lados, provocando un dolor que tardó seis meses en quitarse y me dejó algunos dedos permanentemente torcidos. Pretendían obligarme a firmar una “confesión” afirmando que yo había matado a la madre de mi hija. Cuando los policías que dirigían el “interrogatorio” comentaron sobre lo bien que habían tratado a mi hija, quien en ese momento dormía en un cuarto aledaño, inmediatamente cedí y ofrecí firmar lo que fuera con tal de que se respetara absolutamente la integridad de mi hija. Para entonces, ya estaba amaneciendo. Todo esto sucedió en un lugar conocido coloquialmente como “SP building”

Tortura

Nos condujeron entonces a una estación de policía. Ahí llegó después otro policía (después supe que era el Deputy Superintendent of Police de la zona), quien me pidió que “confesara”. Cuando dije no tener nada que ver, me amenazó con más tortura y me hizo escribir una “confesión” distinta a la que había firmado previamente: en la primera yo la mato en Madurai, mientras que en la segunda lo hago en mi departamento en Kalasalingam University y después llevo el cuerpo a Madurai. Cabe mencionar que la supuesta confesión de mi parte que finalmente presentó la policía ante la corte es una tercera, que ni siquiera tiene mi firma y que yo conocí hasta que se me entregaron los papeles del caso, en marzo de 2013.

Después me hicieron subir a una camioneta de improviso, sin poder siquiera despedirme de mi hija, y me llevaron con el Comisionado de los distritos del sur de Tamil Nadu, la máxima autoridad policiaca de la región. Luego otra vez al edificio donde me habían golpeado, conocido coloquialmente como “SP building”, donde esperé horas hasta que me presentaron a la prensa, y después me regresaron a la estación de policía donde nos habían llevado en la mañana, en la que mi hija había pasado todo el día. Para entonces ya había oscurecido.

De ahí nos condujeron a altas horas de la noche a mi departamento en Kalasalingam, donde me permitieron tomar algunas cosas para mi hija, que iría a un albergue gubernamental, y para mí, que iría a la cárcel. Regresamos a la estación de policía y nos permitieron dormir algunas horas en el suelo.

A la mañana siguiente se llevaron a mi hija al albergue. A mí me llevaron ante un juez calificador y después me permitieron visitar a mi hija en el albergue. De ahí me condujeron a la cárcel de Madurai, pero no fui admitido, pues por ser extranjero debía estar en la cárcel de la capital del estado. Me regresaron a la estación de policía, donde me visitó un enviado de la Embajada de México, quien después falseó y ocultó información al respecto. En la noche fui conducido a Chennai, capital de Tamil Nadu, donde fui admitido en la cárcel en la madrugada del jueves 19 de abril de 2012.

Huelga decir que en ningún momento se me informó sobre mis derechos ni se me ofreció la asistencia de un abogado.